Japón es uno de esos países que han logrado fascinar a personas del mundo entero, por su idiosincrasia tan propia y especial. Hasta hace apenas un siglo, el país nipón vivía casi en la Edad Media, pero la modernización llevada a cabo en estas décadas lo ha colocado a la cabeza tecnológica del mundo. Una transformación que se denota en sus calles, en sus empresas y negocios… aunque no tanto en la forma de ser de los japoneses. Apegados todavía a sus tradiciones milenarias, los nipones siguen guardando mucho respeto a los rituales que sus abuelos les enseñaron. La sociedad japonesa se enfrenta siempre a esa disyuntiva entre lo moderno y lo tradicional, que afecta también a las relaciones personales y laborales. Japón es un país de reglas muy estrictas, y aunque en Occidente nos fascinan esas tradiciones, es cierto que vivirlas día a día puede ser algo duro. Cada año, sin embargo, son miles los visitantes que pisan Japón para descubrir en sus carnes la magia de este lugar.

Y es que la cultura japonesa nos ha llegado especialmente en los últimos años a través de numerosas influencias. Desde el deporte, como las artes marciales, hasta la propia filosofía del sintoísmo, pasando por supuesto por la música o la animación. El anime y el manga son seguramente los productos culturales más exportados de Japón, y aunque exponen historias muy exageradas, sirven para conocer bien sus costumbres. En estos relatos hemos aprendido mucho sobre la gastronomía nipona, sobre sus fiestas, y también sobre esos oficios que siguen existiendo a día de hoy, aunque parezca increíble. Por ejemplo, el de geisha, mujeres que se dedican a atender a los hombres y a complacerles de muchas formas… Se ha especulado muchísimo desde Occidente con el hecho de que las geishas también ofrecen servicios sexuales, algo que desde luego no es cierto. Sin embargo, en nuestros países nos cuesta entender este trato tan sumiso y especial por parte de las mujeres, sin que haya una relación sexual de por medio. Para conocer mucho mejor el mundo de las geishas, nada mejor que darnos una vuelta por Gion, uno de los barrios más especiales de Kyoto, repleto de casas de té.  

Hoy por hoy, saber defendernos con un segundo idioma aparte del nuestro nativo es algo casi imprescindible si queremos no solo tener un buen trabajo, sino también estar al tanto de la cultura y la sociedad de nuestra época. Muchas series y películas llegan sin doblar a nuestro país, y poder verlas en ingles nos permitirá estar mucho más cerca de esos estrenos, además de poder leer artículos muy interesantes que se publican en el extranjero, o incluso poder defendernos cuando viajamos a otro país, sea cual sea, y necesitamos cualquier cosa. El inglés se ha convertido en la lengua no oficial de todo el planeta, ya que allí donde vayas seguro que te podrán entender hablando dicho idioma, incluso cuando no sea oficial en ese país. Por eso la importancia de aprender a hablar bien inglés es cada vez más evidente.

Tanto para los estudios como para el trabajo, el inglés también se ha convertido en una herramienta imprescindible para la mayoría de nosotros. Debemos buscar fuentes en inglés, incluso hablar con personas de otros países, y para entendernos mejor, el inglés siempre será el idioma escogido. Las academias, los cursos, las escuelas de idioma, siempre ofrecen muy buenas clases para aprender y dominar el idioma de Shakespeare, e incluso hay exámenes que sirven para medir nuestro nivel y corroborar, mediante títulos oficiales, que contamos con esas aptitudes en el idioma extranjero. Sin embargo, la mayoría de las personas que sí que saben hablar muy bien inglés afirman que solo se puede aprender de verdad marchándote fuera, principalmente a un país donde sea el idioma oficial, y mimetizándote con ese ambiente.

El ser humano es un animal social y eso significa que estamos siempre en contacto con otras personas, con las que podemos hablar, entablar conversaciones, desde las más habituales en comercios, por pura cortesía, hasta discusiones sobre el sentido de la vida, el amor y otros temas que siempre dan para mucho. Lo que está claro que es que tener conversaciones interesantes es uno de los rasgos que mejor nos pueden definir y que harán que la consideración de los demás crezca para con nosotros. No hablamos solo de hacernos los interesantes, sino de serlo. De que cualquiera quiera estar con nosotros y tener una buena charla, para aprender más, para descubrir nuevos enfoques, para expandir su conocimiento, y nosotros con ellos.

Muchos piensan que entablar conversaciones interesantes puede servirles para ligar más, y seguramente lleven razón, pero no es el único motivo por el que deberíamos hacerlo. Las conversaciones interesantes dan una mejor imagen de nosotros mismos al resto, y nos ayudan a comprender mejor nuestra realidad. En un grupo, por ejemplo, podemos destacarnos por nuestra manera de expresarnos, nuestros puntos de vista originales o simplemente, aportando datos a la conversación que no han salido. Es una fórmula de estrechar lazos con los demás y de crear un ambiente mucho mejor. Y es que cualquier conversación, incluso las más banales, se pueden convertir en interesantes si lo queremos. Nosotros te dejamos aquí algunos consejos para que la conversación que tengas con cualquier persona sea verdaderamente interesante.

Aunque suene bastante complicado para muchas personas, el concepto de desapego es algo que viene sonando con mucha fuerza dentro del ámbito del crecimiento personal, ya que representa una de las claves para que podamos alcanzar la felicidad. Esto es porque si eres capaz de traspasar las fronteras de la zona de confort y puedes dejar de necesitar ciertas personas o cosas, seguramente podrás disfrutar de una vida plena y estar libre de sufrimiento, siendo una de las premisas que lleva consigo el desapego.

Pero no se trata de ser distantes o poner una barrera al mundo que nos rodea, sino tener muy claro cual es la distancia emocional suficiente que nos permita preservar la individualidad. Esto nos permitirá ser más libres e ir más ligeros, ya que estaremos menos aferrados a lo que tenemos y no necesitaremos a nuestro lado de forma compulsiva algún objeto o persona, algo que también nos dará la oportunidad de mostrarnos más auténticos a los demás.

No cabe duda de que la época universitaria es una de las mejores en la vida, esa sensación de libertad aunada a la responsabilidad que conlleva sacar todas las asignaturas que te harán un profesional, hace que te sientas muy motivado a cada instante. Y esta sensación puede alcanzar un punto máximo en el momento en que se te da la oportunidad de estudiar en el extranjero. Así es, las becas Erasmus representan una gran opción a la hora de vivir una experiencia única sin necesidad de dejar a un lado tus estudios.

Este es uno de los programas educativos más famosos del mundo, en el que se puede encontrar becas para varios niveles educativos entre los que están la educación superior, los doctorados y másteres. Desde luego es una forma muy interesante de aprovechar todo lo que ofrece Europa a sus estudiantes, logrando aprender y disfrutar de otras culturas mientras terminas de formarte para ser el profesional que deseas ser.

Las tecnologías se han colado por completo en nuestra vida, e incluso han cambiado la forma en la que entendemos el mundo, la manera en la que nos relacionamos con nuestro entorno, con nuestros amigos y familiares. Las aplicaciones que tenemos en nuestro teléfono móvil suponen en muchas ocasiones un salvavidas para ponernos en contacto con alguien, para estar enterados de todos los planes, de las noticias, para tener acceso a nuestro correo en todo  momento o simplemente para disfrutar de un rato de entretenimientos. El móvil ha matado el aburrimiento, pero también está matando otro tipo de conceptos mucho más importantes, como las relaciones íntimas de pareja.

Está claro que las apps de mensajería han permitido que muchas personas tengan relaciones fuera de su pareja de una forma más sencilla, ya que gracias a este tipo de aplicaciones es mucho más fácil ponernos en contacto con otras personas, incluso cuando estamos engañando a nuestra pareja. En apenas una década, esto ha creado tal paranoia en muchos que ya no se fían de sus parejas a la hora de ver el móvil. Si están con el teléfono y están sonriendo, automáticamente piensan que están hablando con la persona con la que les engaña. Esta situación de falta de confianza llega a tal punto que en muchos casos, las parejas espían los móviles, algo que es una intromisión intolerable en la intimidad de una persona.