Publicado el 17 enero, 2019 por Xavier Surrá

Mirar el móvil de tu pareja es una práctica que puede suponer el fin de la relación

Las tecnologías se han colado por completo en nuestra vida, e incluso han cambiado la forma en la que entendemos el mundo, la manera en la que nos relacionamos con nuestro entorno, con nuestros amigos y familiares. Las aplicaciones que tenemos en nuestro teléfono móvil suponen en muchas ocasiones un salvavidas para ponernos en contacto con alguien, para estar enterados de todos los planes, de las noticias, para tener acceso a nuestro correo en todo  momento o simplemente para disfrutar de un rato de entretenimientos. El móvil ha matado el aburrimiento, pero también está matando otro tipo de conceptos mucho más importantes, como las relaciones íntimas de pareja.

Está claro que las apps de mensajería han permitido que muchas personas tengan relaciones fuera de su pareja de una forma más sencilla, ya que gracias a este tipo de aplicaciones es mucho más fácil ponernos en contacto con otras personas, incluso cuando estamos engañando a nuestra pareja. En apenas una década, esto ha creado tal paranoia en muchos que ya no se fían de sus parejas a la hora de ver el móvil. Si están con el teléfono y están sonriendo, automáticamente piensan que están hablando con la persona con la que les engaña. Esta situación de falta de confianza llega a tal punto que en muchos casos, las parejas espían los móviles, algo que es una intromisión intolerable en la intimidad de una persona.

¿Por qué lo hacemos?

Sabemos que está mal, pero lo hacemos igualmente. ¿Por qué? Pues por el motivo más sencillo posible: porque somos humanos. Tenemos inseguridades, y cuando estamos con otra persona, por muy bien que vaya la relación y muchas veces que nuestra pareja nos diga que nos quiere más que a nada, el peligro de que nos esté engañando siempre está ahí. Hay gente que es incapaz de controlar esos celos, esa inseguridad, y por ello trata de controlar al máximo a su pareja. Con quién sale, con quién estudia, incluso con quién habla por el móvil. En muchos momentos, esto llega a traspasar esa línea y se convierte en auténtica obsesión, cogiéndole el móvil a nuestra pareja y revisando sus conversaciones, para buscar algo extraño. Y todo por inseguridad.

Puede ser interpretado como una falta de confianza

Está claro que este tipo de comportamientos son bastante extraños y para muchos pueden conducir a una falta de confianza absoluta. Nuestro móvil es algo privado, como las conversaciones que tengamos en él. Nadie, ni siquiera nuestra pareja, tiene derecho a meterse en ellas. Sobre todo porque si ya va con la idea de pillar una infidelidad, cualquier conversación con alguien de otro sexo le parecerá sospechosa, porque va con la intención de ver fantasmas en cualquier lugar. Ni nosotros deberíamos caer en eso, ni deberíamos soportar que nuestra pareja nos exigiese enterarse de todas las conversaciones que tenemos. Son algo privado y deberían mantenerse así. De hecho, si los celos llegan a este punto puede ser algo preocupante para la relación.

Nuestra pareja no tiene por qué saber la contraseña de nuestro teléfono

Hay parejas que, escudándose en compartirlo todo y en no tener secretos entre ellos, exigen saber la contraseña del teléfono móvil del otro. Esto es algo realmente preocupante porque supone una medida de control en toda regla. No tenemos nada que ocultar, pero ¿por qué deberíamos estar continuamente dando explicaciones a nuestra pareja? ¿Por qué deberíamos pedírselas si simplemente está hablando con otras personas por el móvil? En una relación de pareja lo importante es compartir, pero no hay que estar tan encima del otro. De hecho, es necesario tener siempre un poco de espacio entre la pareja, espacio para nosotros mismos, para poder hacer lo que queramos por nuestra cuenta, sin que eso signifique engañar a nadie.

Una de cada tres personas espía el teléfono móvil de su pareja

Ya a pesar de todo esto, la práctica de espiar el móvil de la pareja sigue siendo algo tremendamente habitual hoy en día, incluso entre adolescentes y jóvenes, que son especialmente posesivos con sus parejas. Se debe educar desde bien pequeños a que este tipo de control en la relación no es sano. Eso no es amor, es simplemente una forma de controlar a la otra persona, que por otra parte, si quiere engañarnos lo hará, controlemos su móvil o no. Este tipo de controles solo sirven para mostrar nuestra propia inseguridad, nuestros miedos, y pueden llevar a un final agrio de la relación, porque a nadie le gusta estar con otra persona que exige tener acceso a su vida privada por completo, y que se enfada si se lo negamos.

Puedes ir a la cárcel por ello

El problema, de hecho, puede ser más grave de lo que imaginamos, porque este tipo de sucesos pueden derivar incluso en denuncias. Si tu pareja te espía el móvil y lo hace evidentemente sin tu permiso, puedes denunciarlo ante la Policía, porque se trata de una intromisión en tu intimidad que no deberías tener que sufrir. Si por el contrario eres delos que les gusta controlar a su chico o chica a través del teléfono, cogiéndolo cuando no mira, para ver sus conversaciones, más te vale dejar esta práctica porque puede suponerte algo realmente problemático si la cosa va a mayores. Aprende a confiar en tu pareja, ese es el mejor consejo que podemos darte.